viernes, 22 de julio de 2016

Día Siete: Focus

Hay tanto que contar hoy que no se ni por dónde empezar. Por situarnos, que será la mejor opción, estoy en Molina de Aragón, provincia de Guadalajara. ¿Cómor? Sí, sí. Provincia de Guadalajara.
Conseguir los cuños del Camino hoy ha sido una tarea digna de contar aparte. He pasado por pueblos en los que sabían qué era el Camino del Cid. En otros, no sabían ni quién era el Cid.  En otros, sencillamente, no había nadie. Nadie. Bueno, sí. Un gato.

La jornada  ha sido muy de ciclismo de montaña, siento volver al tema tabú. Podría aburriros con perfiles, pendientes, puertos, kilómetros,...  Pero lo importante para mí ha sido el grado de concentración durante todo el día. La verdad es que hoy me he portado como un profesional. :D

Mañana hace una semana que salí, y tengo la sensación de que llevo con ésto más de un mes. Está siendo uno de los viajes más duros en los que he decidido embarcarme, y por eso me gusta aún más. Creo que el día Siete resume muy bien todo lo que llevo hasta hoy: calor, frío, lluvia, sol, campos de cultivo, pinares, encinas, trigo, camino, asfalto, para arriba, para abajo,... Toda una mezcla durante estas jornadas de tres cifras que estoy metiéndome en el cuerpo.
Hay músculos que me duelen, otros no se si están, o se me han caído por el camino. Otros se han acostumbrado... Pero siempre acabo diciendo que pedaleas con la cabeza. Es la actitud la que se clava a los pedales y tira de tí cuando crees que no puedes más. Y al final, pues puedes. Y ya está.
A la actitud también le ayuda algo de energía extra, está claro. El reconstituyente de hoy ha sido un sobre de azúcar, a falta de miel. Vamos, que entre dulces, cocacolas y demás...  Lo único que estoy perdiendo son ganas de volver. Ah, y el bote de gel de baño, que me lo dejé en el camping anoche. Como todos los años...

Hoy estoy un poco cansado, la verdad, pero con muchas ganas para mañana, que entraré en provincia de Zaragoza. Se acerca uno de los días especiales que me preparé...  Quiero ir al Monasterio de Piedra. Me desvío bastante de la ruta, pero valdrá la pena, es un sitio espectacular. Mi padre, mañico de nacimiento, nos ha llevado muchas veces y tengo un recuerdo maravilloso de ese sitio. Deberíais ir. En coche, mejor.

Hoy iba pensando, ¿recomendaría a alguien hacer este tipo de aventurillas? Sinceramente... No. Es ponerse en un riesgo innecesario eso de ir solo y con nada más que una bici, un móvil y una tienda de campaña. Pero entonces, ¿qué es lo que nos impulsa a meternos en estos berenjenales?  Un amigo de mis padres les preguntó el año pasado: "Pero... Tu hijo... ¿¿Por qué hace estas cosas??".  Y mis padres me preguntaron a mí. Y a día de hoy, aún no he sido capaz de dar una respuesta clara.
Solo se que me siento más vivo que nunca, y esa sensación, ese respirar profundo y llenarte los pulmones de satisfacción plena, eso sí que lo recomiendo. Con los ojos cerrados y sin atisbo de duda.
Descansemos, pues.
Zzz....

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