domingo, 24 de julio de 2016

Día Nueve: The Martian

Creo que el café que me tomé esta mañana en una gasolinera (porque no había nada abierto a las 8:30 am) me lo han debido preparar con sin plomo 95 en vez de con agua, porque voy como un cohete. Está claro que no hay nada como tomarse una tarde de descanso.
Ya estoy en provincia de Soria, tras un día de soledad extrema entre montañeo, tierra roja, caminos a la vera del tren y pueblos con piscina.
Lo más destacado es lo de la soledad extrema. Ha habido ratos, largos ratos, en los que no se oían ni pájaros.  ¡Qué silencio más sobrecogedor! Y qué suerte tengo de que no me pase nada por esos sitios...  Para los que se preocupan, soy bastante prudente, aunque no lo parezca. Tengo muy claro que un esfuerzo de más, o un despiste, me puede hacer parar, así que voy con cuidado. Pero además de eso, todos los santos deben estar mirando para acá.
Hablando de pájaros, para los que habéis visto los sellos, ese bicho que sale es una corneja. Según la página del Camino del Cid (muy completa y con un montón de información, por si os pica la curiosidad - www.caminodelcid.org -). Yo creo que es algo parecido a lo que todos conocemos por cuervos. Esos pájaros negros que llevo viendo casi desde que empecé, vamos. Cuando me sobrevuelan suelo darles un grito, o decirles buenas tardes. Ya sabéis, hablar solo se me da de lujo.

Hoy ha sido divertido, no solo sobre la bici. En un pueblo he tenido que tirar de teléfono, llamar a un alguacil que estaba de vacaciones en Ibiza, rellamar a su sustituto, sacarlo de su piscina y hacer que me abriera el ayuntamiento para poner el jod... sellico. La paciencia del personal no tiene límites. Agradecido de por vida, que el tostón que estoy dando es importante.
En otro pueblo un perro llamado Toby ha salido detrás de mí y por poquito me estrello intentando darle un toque con el pie.
¡En otro pueblo me he echado un par de juegos al mus! Por dios qué oxidado estoy... Y ya me he levantado de la mesa porque se me hacía tarde. Y porque han empezado a apostarse copas.
Y aquí donde estoy (Arcos de Jalón) estoy encantado de la vida, bebiéndome una cerveza fresquita a la que me han invitado porque dicen que "joder, desde q llamaste hasta que has llegado, le has dado bien, ¿eh? ¿Qué venías, enganchado al tren o qué?").
Hasta me han ayudado a desmontar los bártulos y guardar a Sarah. Gran atención aquí, y mucho humor. Cada vez me gusta más Soria.
Menuda es Sarah. Va como la seda. El Cid tenía a Babieca. Pero, oye, nada que envidiarle. Qué orgulloso estoy de mi bicicleta.

¡Resumen!: Fantástico día de pedales y aventura, merecido descanso en estas tierras tan acogedoras y cabeza fría para lo que viene. Que viene... Puff, lo que viene...

¡Salud, guap@s!

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