domingo, 30 de julio de 2017

Así barría, así así

Dejar la era limpia es una tarea difícil, pero un propósito grabado sobre piedra cuando voy a empezar un viaje con Sarah. Necesito irme con la cabeza vacía, sin mayores problemas que los que se me planteen en el día a día. Eso lo descubrí el año pasado, uno es lento, será la edad.
En esas estamos, queridos, en limar las asperezas acumuladas tras todo un año de "sin y con sabores", de experiencias no deseadas y momentos buscados, que yo mido la vida de septiembre a septiembre, como mis sobrinas. Y ya sí que veo el punto de inicio de este purificarme sobre mi montura. Que sí, que ahora sí que quedan menos de veinte días. Diecinueve, concretando. Que con viento del este me hiciste una cama. Referencia para melómanos.

Y diecinueve días dan para mucho, a priori, pero me tengo que centrar, cosa que no me parece difícil ahora que la mitad de mi gente está de vacaciones y la otra mitad se esconde del calor en cualquier rincón. Y centrarme es darle un punto de intensidad a estos entrenos veraniegos que tengo planificados. Ojo, que tampoco voy a estar a base de pollo y quinoa... Pero un poco de sentido común nos viene bien a los locos. Solo un poco. Que esas cosas hay que merecerlas. :) ;)

Ya me aprendí los kilómetros y las jornadas, os iré contando en este espacio en blanco, con cuidadito para que no dejéis de leer. Será parecido al año pasado (mismos días, misma distancia) pero con una diferencia fundamental, y es que este año descanso la semana de antes, en mi esquina pirata, a donde vuelvo para recargar el alma. Tiendo, por seguir en la línea trazada sobre este 2017, a hacerlo todo al revés, uno es zurdo desde que raya el día. Y sí, no parece muy lógico pegarme una semana de salitre y relax a partes iguales justo antes de cuatro cifras con Sarah... Pero como las normas no están escritas...

Es jodido mantener la vertical en la gráfica viaje/blog. A veces creo que solo escribo por vosotros, porque os gusta y os llena las noches domingueras de interés y alguna que otra risilla robada. Otras veces lo hago por puro placer, rebuscando en la mochila para anotar cualquier frase que sé que se me va a olvidar. Y otras veces lo hago por simple narcisismo... Pero al final, llego a las mismas orillas. Esto es un modo de que me conozcáis mejor. En la vida de diario puedo ser mucha gente distinta: un capullo integral, un "personaje", un tipo normal y corriente... Por eso escribir me aporta tanto, me balancea, me mantiene. Y me hace feliz. Y en eso consiste.
Pero si encima la bola extra es que los míos, a los que intento cuidar, reciban un plus de positivismo... Con eso ya sí que me siento completamente pagado.

No faltéis nunca, ninguno, y bajo ningún concepto, que todos somos preciosamente relevantes en nuestras vidas en común. Locos, irracionales, egoístas, neuróticos, desesperados. Todos tenéis una parcelilla, exclusiva y personal, en mi piel gitana.

Hay un ritual establecido cuando llegas a Finisterre: purificación, muerte y resurrección. Un baño, un anochecer y un amanecer. Me parece el mejor de los finales para este año que en mi calendario concluye.

Cómo demonios me voy a echar ahora atrás...

domingo, 16 de julio de 2017

Estúpidas esperas

Dicen que tu casa es un reflejo de tu cabeza. En mi caso, hay mil cosas desparramadas en ambos sitios, todo ordenadito a pesar de que no lo parezca, a lo loco, que uno es un tío entrópico para todo. Me muevo bien en el desorden. Con esa sensación de estar siempre en la cuerda floja, al borde de todo, sin pensar demasiado...
"Llevas un año muy bonico, chico", que dirían en mi barrio. Han venido vientos desfavorables pero por ahora, crucemos los dedos, los he sabido aprovechar, con esta nueva forma de navegar, que bajel pirata me llaman, sin títulos ni permisos, orgulloso de donde vengo y de las tierras que me criaron.

Sarah se ha hecho fuerte en el salón y todo rincón está ocupado. La tienda, el saco, las alforjas... Es tiempo de empezar a desempolvar los aperos, de comprobar pilas, cables, tornillos, mapas y botellas. Este año empiezo pronto, normalmente lo dejo todo para la última noche, con esas listas interminables en las que incluyo artilugios que al final nunca uso, así que por una vez llevaré lo imprescindible. Ropa. Ganas. Y poco más.

Y no estoy entrenando nada. Salgo de vez en cuando con Sarah pero hago rutas que ya me conozco de sobra, en las que me exijo lo justo y que realmente no me sirven para afrontar este palizón.

Bla bla bla.

Llevo tres días con esta mierda de entrada y nada fluye. Necrológicas julianas.
Te odio, Cris, por no dejarme despedirme de ti.
Ataques etílicos de dieciocho rolando a diecinueve. Disculpen la licencia.

Hablamos.

sábado, 8 de julio de 2017

A veinte días vista

Al llegar el año pasado a Burgos me quedé con unas ganas locas de seguir, a pesar de los 1300km en poco más de 10 días que me tatué a fuego en los gemelos. De seguir escribiendo, puntualizo. De pedalear pocas ganas me quedaron.

Lo de hacer de cronista de mis propios sucesos se ha convertido en algo necesario, que uno necesita camuflar sus miserias, y ésta es la mejor de las maneras. Así que... Aquí estamos de nuevo, a cuatro semanas de empezar.
Este año me he propuesto sajar España de esquina a esquina, en pleno mes de agosto y como siempre, sin demasiado juicio. Me gusta ponerme al límite, cosas de estar medio loco, ya sabéis, nada nuevo bajo el sol.
Que si a dónde vas, que si no lo has pensado bien, que si qué necesidad tienes... Todos los años igual. Me cuesta hacer entender al personal, y eso me cabrea, cuánto bien me hacen estas aventurillas. No es por apuntarme tantos, ni por competir con nadie, ni por hacerme notar... Es algo que descubrí hace unos años y que me ayuda a seguir evolucionando como persona, para bien, creo. Y si el año pasado os dije que cualquiera es capaz, este año lo repito hasta aburrir. Que es cuestión de tiempo y ganas.

Por poneros en situación, en unos veinte días saldré de Cabo de Gata, dirección a Finisterre, enlazando el camino mozárabe, la vía de la plata y, probablemente, el camino sanabrés. Son en total unos 1500km contando con equivocaciones, que de esas hay muchas, porque tiendo a desconectar y perder flechas de vista cuando voy charlando con Sarah, que viene también, of course. :)
En realidad, es ella la única que está lista. Yo ando medio lesionado, como siempre, sin demasiada preparación, como casi siempre, y sin haber chequeado aún lo que voy a necesitar, porque aún es pronto, me repito. Pero ya empiezan a aparecer esas burbujas cerebrales, esas ganas de perder todo de vista y solo plantearme dónde demonios voy a dormir y hasta dónde puedo llegar.

Como el año pasado, ésto no será un batiburrillo de perfiles y distancias. Os contaré mis sensaciones, mis miedos y mis triunfos, con la mejor de las intenciones, y pidiendo con la boca chica un poco de aliento porque, como el año pasado, os llevaré a todos en las alforjas. Que demasiadas veces se me olvida daros las gracias.
Seguimos en una semana, con los momentos previos.
Se os quiere y se os admira.
A todos.