domingo, 20 de agosto de 2017

Día Uno: LUCE EL SOL, OLA DE CALOR

Con los ecos de Sil Fono rebotando  por mi cabeza y tres horas dormidas, empecé esta mañana a pedalear. Y en Alcalá la Real, tierra de olivos, lo dejo por hoy.

Es la primera vez que empiezo un viaje desde la misma puerta de mi casa. Se me dibuja la sensación de que solo salgo a entrenar, como cualquier otro domingo, pero al colocar las alforjas vuelvo a recordar que lo que toca es una ruta "larguilla". Cerrar persianas, sacar la basura, apagar el WiFi... Tardo más de lo previsto en salir. El sueño se me ha encadenado a los pies. Café. El tercero ya. Vamos, chico.
Como siempre, me he equivocado de camino. No falla que el primer día no sepa orientarme con los mapas y los tracks que sigo. Y como siempre, me he tragado una subida no planeada. Así que, como siempre, el primer día no ha ido todo lo bien que yo esperaba en cuanto a distancias y esfuerzos. Y por eso estoy en Alcalá la Real, a 37 señores grados, zampándome un helado de chocolate, que a pesar de todo creo que merezco, y en modo niña del maps, esto es, recalculando.
No me preocupa demasiado no haber llegado hoy a donde pensé, porque las teorías en papel son maravillosas, pero son eso, teorías. Ésto es una carrera de fondo y yo soy más gregario que líder de equipo, más de gestionar energías que de agotarme día sí día también. Y además, es que hace un calor... :)
Creo que llevo con esto de las escapadas en bici unos siete años, y el patrón se cumple. Lo de liarme con los mapas, las antiguas lesiones, los ruidos de Sarah, las alforjas mal sujetas, la batería del móvil que se me agota... Y la felicidad total y absoluta al estar ya entrampado hasta las cejas en esta nueva ida de pistón. Benditas locuras, que me hacen sentirme más vivo que nunca. Ya veremos si vuelvo... ¡O si me quedo por ahí, en cualquier pueblo, trillando trigo!

Ésto es, para mí, la vida chula.

Ésto es lo que me hace libre, y así de libre lo digo.

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