domingo, 27 de agosto de 2017

Día Ocho: ATASCO EN LA NACIONAL

La lluvia me ha dado el alto en Zamora, a la una de la tarde.
Harto de chaparrones, sol, chaparrones, nubes y más chaparrones, decido levantar el pie aquí, tras setenta entretenidos pero miserables kilómetros.
Este trozo es aburrido, lo haces casi entero por nacional, que va vacía porque al lado hay una señora autovía, y apenas hay perfiles duros. Es todo bajar y subir de pueblo en pueblo. Solo el hecho de que llueva le añade algo de emoción al tema, pero ya me lo dijeron ayer en Salamanca. Por delante te queda lo más feo, hasta que no toques Galicia.
Viendo el panorama, y tras la retahíla de truenos, tenía la opción de quedarme en Salamanca, o adelantar un poquito hasta Zamora. Y como uno es cabezota, habemus Zamora. Pero eso sí, hecho una sopica. Cómo cambian los planes en tan poco margen de tiempo es algo que me sobrepasa. Estar expuesto a todo es lo que tiene... Y el recuerdo de Portugal, hace dos años, no se me va de la cabeza. En aquel viaje vi el sol dos veces, y una de ellas en la tele. Desde entonces, nene no gustar pedalear bajo la lluvia.
El motivo de quedarme aquí y no seguir adelantando, además del clima, es por temas logísticos. Hay más opciones para domir. Tienen Decathlon, que me va a venir de lujo mañana porque necesito alguna cosilla y, recordando de nuevo que estoy de vacaciones, esta ciudad tiene pinta de ser más bonita que Granja de Moreruela... Con todos mis respetos a Granja de Moreruela.
Así que nueva tarde de relax, estirar gemelos y trazar líneas. Y concienciarme de lo que realmente queda, una vez salga de Castilla y León. Viene Galicia, con sus perfiles y sus cambios de tiempo, que capearemos lo mejor posible, pulpo y Ribeiro mediante, que no todo va a ser sufrimiento.

Sé que parar ha sido la mejor de las opciones, pero que sea por obligación... Eso es lo que me saca de quicio. Y siendo sincero, me viene de lujo tomarme la tarde libre, si pretendo afrontar con fuerzas esta última parte. Sarah y yo ya vamos un poco renqueantes, que hace una semana salíamos de La Zubia.
Empiezo a ver cada vez más claro que no creo que llegue a Finisterre. Otra vez más me voy a quedar a las puertas, en la Catedral de Santiago. Que sí, que ya es mucho... Pero lo del epílogo lo tengo clavado en el mismo centro del pecho. Que viene lluvia. Vale. Que empieza a hacer frío. Vale. Que son dos días más, y ya voy justo... Vale.
Pero ahí se me queda clavado.
Ofus.
Black Cloud.
A Zamorear, a ver si se me pasa.

¡Saludos castellanos!

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